Si vas a Inglaterra, estás de suerte. A lo mejor, paseando, te encuentras una pequeña escultura que te mira desde un rincón de la calle. Es una lata aplastada y pintada con un rostro.
Si te gusta, cógela. Es para tí.
Lo ha creado My Dog Sighs, un artista inglés que lleva diez años colocando sus obras por las calles de su país para cualquiera que pase por allí.
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