Existe en Hondarribia, no lejos del río Bidasoa, una estatua que, por su abandono, contrasta con el cuidado parque que la rodea.
El que se detiene frente a ella repara en sus manchas y magulladuras, y siente esa desazón que siempre acompaña a la figura que nos recuerda que él estuvo aquí en vida.
Se le ve elegante, bien peinado, aunque le falte medio bigote, e incluso le han hecho la manicura.
El que se detiene frente a ella repara en sus manchas y magulladuras, y siente esa desazón que siempre acompaña a la figura que nos recuerda que él estuvo aquí en vida.
Se le ve elegante, bien peinado, aunque le falte medio bigote, e incluso le han hecho la manicura.
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