sábado, 23 de febrero de 2013

Paradas de bus soviéticas

Estas pequeñas joyas arquitectónicas son paradas de autobús en medio de la estepa, del campo y del desierto. Destacan por su creatividad e imaginación.
La rigidez estética estricta de la antigua Unión Soviética con sus construcciones en líneas rectas, a modo de bloques y en tonos grises, se rompe con estas paradas de bus con estructuras peculiares, coloristas, adornados con murales y estatuas, y con temáticas diferentes según la región.


parada de autobus de la antigua URSS

parada de autobus sovietica

parada de autobus de la URSS con mural

parada de autobus de la antigua URSS

parada de autobus con estatua y mural

viernes, 15 de febrero de 2013

En la Edad de Hielo

La Tierra ha sufrido numerosas glaciaciones, pero ninguna a causa de la acción del hombre.
El autor, Chris Larson, nos muestra esos temores junto con la idea de que el calentamiento global podría causar un frío extremo en la Tierra.
Recrea un mundo gélido, hermoso e inquietante, a la vez que silencioso.


casa congelada por glaciacion

cocina tras glaciacion

habitacion congelada tras glaciacion

baño tras glaciacion

habitacion tras glaciacion

viernes, 8 de febrero de 2013

En columpio

Viajar en columpio es la mejor y más divertida manera de viajar. Es cómodo, seguro y ves todo lo que sucede a tus pies.
Nada que ver con la escoba voladora, que es incómoda e inestable, una ráfaga de viento te puede hacer caer. Además, la escoba solo admite un pasajero, mientras que el columpio puede tener varios asientos.
La alfombra voladora es una buena opción, se viaja cómodamente, si se quiere en compañía, y es bastante segura, pero no tiene una buena visibilidad, imprescindible para disfrutar de las vistas del viaje.
En caso de lluvia, y si el viaje es corto, recomiendo utilizar el paraguas Poppins, pero es muy cansado.
Definitivamente, en columpio se viaja mejor.


fotomontaje de niños en columpio


fotomontaje de niños volando en el cielo en columpio








viernes, 1 de febrero de 2013

Tras la tempestad

Tras la tempestad viene la calma....y el terror.
Paseando por el paseo marítimo en Hondarribia miré fijamente hacia lo que el mar había traído, observé las ramas y los árboles desgarrados, escuché el viento que aún persistía, y todo ello despertó en mí una sensación de extraña inquietud.
La tarde llegaba a su fin y la oscuridad les dotaba de una extraña y grotesca apariencia que les daba un aspecto de criaturas vivas.
Bajé a la playa y me acerqué a un enorme tronco para constatar su naturaleza común y así ahuyentar esos pensamientos, pero al levantar el pie para tocarlo, me pareció que se arrastraba hacia mí y me gruñía. Dí un salto hacia atrás y grité, pero las olas y el viento ahogaron mis gritos y salí corriendo, tropezando con las ramas, cayendo boca abajo y arañándome el rostro al tiempo que caminaba a trompicones hasta alcanzar las rocas y trepar apresuradamente por ellas hasta llegar al paseo.
Estaba nerviosa y aterrorizada e intenté reírme de esos sentimientos absurdos e infantiles con explicaciones racionales, pero a pesar de mis esfuerzos el terror no desapareció. Había algo ahí, algo malvado.


tronco en playa tras temporal

rama grande tras tempestad en hondarribia

tronco varado en playa tras temporal