lunes, 28 de abril de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
Perros y gatos pixelados
Normalmente fotografío lo que veo, a veces lo que no veo y en otras ocasiones, como ésta, lo que me gustaría ver.
lunes, 14 de abril de 2014
Imágenes que dan miedo (II)
Aquí va la segunda entrega de mi galería de fotografías antiguas de lo horrible y extraño.
Si te ha gustado, te gustará
- Fotos que dan miedo (I)
- Niñas que dan miedo...
- Terror en el váter
Si te ha gustado, te gustará
- Fotos que dan miedo (I)
- Niñas que dan miedo...
- Terror en el váter
lunes, 7 de abril de 2014
Ola de calor
Esta noche me muero, me muero de calor. En este momento de sábanas revueltas, salto de la cama, me pongo algo ligero y dejo que esta ola de calor me arrastre hasta la playa.
Estoy sola y descalza, me acompaña la luna, llena de deseos incumplidos, pero no me importa porque soy invisible. Ya no tengo secretos que guardar ni recuerdos que olvidar. Sólo quiero pasear y perderme.
Pero el mar me ve y me llama, y sus olas traviesas me acarician los pies y me salpican entera ... y siento mi vestido como una segunda piel, pegado, empapado y fresco a la vez.
De repente el mar me cubre hasta la cintura y una corriente de agua cálida se me enrosca en los tobillos, como tentáculos, ascendiendo poco a poco por los muslos, con caricias de algas y espuma que me paralizan, me estremecen y me hacen gemir ...
Y me abandono, dejo que la serpiente marina me posea, notando el ímpetu de las olas en mi interior, su palpitar y el eco de las mareas rompiendo contra las rocas.
Y me hundo en su abrazo eterno, que me envuelve y me retiene, sintiéndome cada vez más y más lejos de mí, mientras me susurra ancestrales canciones de amor perdidas en el tiempo.
Si te ha gustado, te gustará:
- El beso de la sirena
- Kubrick y el amante desconocido
Estoy sola y descalza, me acompaña la luna, llena de deseos incumplidos, pero no me importa porque soy invisible. Ya no tengo secretos que guardar ni recuerdos que olvidar. Sólo quiero pasear y perderme.
Pero el mar me ve y me llama, y sus olas traviesas me acarician los pies y me salpican entera ... y siento mi vestido como una segunda piel, pegado, empapado y fresco a la vez.
De repente el mar me cubre hasta la cintura y una corriente de agua cálida se me enrosca en los tobillos, como tentáculos, ascendiendo poco a poco por los muslos, con caricias de algas y espuma que me paralizan, me estremecen y me hacen gemir ...
Y me abandono, dejo que la serpiente marina me posea, notando el ímpetu de las olas en mi interior, su palpitar y el eco de las mareas rompiendo contra las rocas.
Y me hundo en su abrazo eterno, que me envuelve y me retiene, sintiéndome cada vez más y más lejos de mí, mientras me susurra ancestrales canciones de amor perdidas en el tiempo.
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