Esta noche me muero, me muero de calor. En este momento de sábanas revueltas, salto de la cama, me pongo algo ligero y dejo que esta ola de calor me arrastre hasta la playa.
Estoy sola y descalza, me acompaña la luna, llena de deseos incumplidos, pero no me importa porque soy invisible. Ya no tengo secretos que guardar ni recuerdos que olvidar. Sólo quiero pasear y perderme.
Pero el mar me ve y me llama, y sus olas traviesas me acarician los pies y me salpican entera ... y siento mi vestido como una segunda piel, pegado, empapado y fresco a la vez.
De repente el mar me cubre hasta la cintura y una corriente de agua cálida se me enrosca en los tobillos, como tentáculos, ascendiendo poco a poco por los muslos, con caricias de algas y espuma que me paralizan, me estremecen y me hacen gemir ...
Y me abandono, dejo que la serpiente marina me posea, notando el ímpetu de las olas en mi interior, su palpitar y el eco de las mareas rompiendo contra las rocas.
Y me hundo en su abrazo eterno, que me envuelve y me retiene, sintiéndome cada vez más y más lejos de mí, mientras me susurra ancestrales canciones de amor perdidas en el tiempo.
Si te ha gustado, te gustará:
- El beso de la sirena
- Kubrick y el amante desconocido
Estoy sola y descalza, me acompaña la luna, llena de deseos incumplidos, pero no me importa porque soy invisible. Ya no tengo secretos que guardar ni recuerdos que olvidar. Sólo quiero pasear y perderme.
Pero el mar me ve y me llama, y sus olas traviesas me acarician los pies y me salpican entera ... y siento mi vestido como una segunda piel, pegado, empapado y fresco a la vez.
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Y me abandono, dejo que la serpiente marina me posea, notando el ímpetu de las olas en mi interior, su palpitar y el eco de las mareas rompiendo contra las rocas.
Y me hundo en su abrazo eterno, que me envuelve y me retiene, sintiéndome cada vez más y más lejos de mí, mientras me susurra ancestrales canciones de amor perdidas en el tiempo.
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