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lunes, 29 de diciembre de 2014

La Navidad del Fin del Mundo

Todas las navidades solemos ir a comer a casa de mi tía, mi madre dice que porque tiene la casa más grande. A mí me gusta mucho ir porque así viajo y además estoy con mi primo Jon. Los otros primos también van pero no es lo mismo, son más pequeños y los veo más veces.
Jon tiene mucha suerte porque su cuarto es un desván enorme lleno de aparatos, cosas y cómics. A mí me deja entrar porque dice que soy la más responsable. Él sí que es responsable y además hace que el Mundo siga, es mi Héroe. De eso me di cuenta ayer.
Ocurrió justo antes de comer. Mi madre y mis tías estaban en la cocina, y el resto en la sala viendo la tele menos Jon que estaba encerrado en su cuarto, como siempre. De repente, uno de mis tíos, preocupado, mirando su teléfono dijo que estábamos "incomunicados". Mis otros tíos miraron sus móviles y, pulsa que te pulsa con el dedo, dijeron que no estábamos "a cubierto" y que era un "desastre".
Miré asustada por la ventana y vi que cada vez se ponía más oscuro y que empezaba a llover. En la cocina mi madre y mis tías seguían hablando como si nada. Entonces mi tío dijo que tendría que venir Jon para arreglarlo. Se miraron raro y otro tío se fue escaleras arriba mientras le miraban angustiados.
Hubo un silencio muy largo. Afuera ya se oía el fuerte viento y llovía cada vez más. Mis primos seguían viendo los dibujos sin darse cuenta de la catástrofe que teníamos encima, y yo estaba a punto de llorar. Pero entonces bajaron y Jon se fue directo detrás del sofá, se agachó y cogió una caja negra. Mis tíos se levantaron y lo rodearon, y yo también. Todos mirábamos la caja y a sus luces verdes. Con cuidado, Jon acarició la caja y le quitó el polvo, tocó todos los cables uno a uno y volvió a mirar las luces. Apretó un botón y las luces se apagaron. Mis tíos dejaron de respirar. Sólo se oían los truenos y la lluvia pegando los cristales. Era el Fin. Jon contó casi en silencio ... uno ... dos ... tres ... y le dio al botón otra vez. La caja se iluminó con luces blancas y verdes, y luego sólo verdes que empezaron a parpadear. Dejó de llover y salió el arco iris. Colocó la caja en su sitio, mis tíos suspiraron tranquilos y, haciéndonos a un lado, le dejamos pasar mientras miraban sus teléfonos. Abracé a mi primo muy fuerte dándole las gracias por habernos salvado la vida. Se echó a reír y me despeinó como hacía siempre. Y en ese momento nos llamaron para comer.

niña asustada con ojos cerrados

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