En las noches de tormenta el cielo se ilumina con cada relámpago y se queja, como enfadado, con cada trueno. Llueve a mares. Los fuertes vientos agitan las nubes grises y dejan ver al barco fantasma surcando el cielo mientras los pájaros, normalmente escondidos en sus nidos, acompañan en su viaje a la nave errante sin tripulación ni rumbo fijo.
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