Por fín un día sucedió. Las personas se convirtieron en desperdicios humanos, en buscadores de objetos, sin recuerdos ni esperanzas, llenos de indiferencia.
Y los niños se negaron a nacer.
Ahora el cielo es el mismo, las mismas nubes, las mismas tormentas y los mismos vientos...... que lo arrastran todo consigo, llevándose las últimas ruinas y vestigios humanos.
Te has salido!!
ResponderEliminarPostazo que me recuerda al Planeta de los simios.
Gracias Abel, no sabes el subidón que me da.
Eliminarlas fotos son tuyas???
Eliminary el texto???
Las fotos son mías, este lugar es Labenne, Francia, y son los restos de bunkers de la segunda guerra mundial.
EliminarEl texto es parte mío y parte de Paul Auster y de su libro El país de las últimas cosas.
¡¡¡Me encanta Kristina!!! ¡Menudas fotos!
ResponderEliminar:):):):):)
Gracias Alejo, me encanta que te encante :)
Eliminar¡¡¡Bbbuuufff!!! Una atmósfera perturbadoramente magnética.
ResponderEliminarEsa era mi intención Josep, me gusta el tema apocalíptico.
EliminarPues estoy con el Profesor, te has salido. Son una maravilla. Besos y enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Doll, da gusto publicar lo que te gusta y que además lo valoreis tanto.
EliminarMe encanta, todo un sueño,...el bunker de la humanidad,enterrado por la arena...
ResponderEliminarGenial, un trabajo estupendo Kristina
Gracias lobo, es como dices, un sueño.
EliminarGran trabajo Kris.
ResponderEliminarEl peso de la historia sobre esas construcciones carga la atmósfera de manera perturbadora como comenta Josep.
A mí me han recordado a una serie de documentales que se titula "la vida sin nosotros", a lo mejor te gustan!
Un abrazo!!
Gracias Juan, me apunto el nombre de la serie, sólo el título ya me gusta :)
EliminarGenial, esa atmósferame me gusta especialmente por su significado y fuerte misantropía
ResponderEliminarLa serie tal vez sea un adelanto de lo que nos espera.
Esta es mi atmósfera favorita, me alegra de que te haya llegado.
EliminarRealmente es alucinante todo lo que haces Kristina. Qué mundo más rico y vivo hay en tu interior. Qué gozada. Los bunkers me han recordado -tienes la rara capacidad de evocar muy buenos recuerdos de mi vida- un paseo al lado del mar que conocerás bien. La zona de los acantilados en Hendaia, la zona de Domaine d'Abbadie. Precioso todo. Zorionak.
ResponderEliminarEskerrik asko Carlos. Como bien dices, conozco esos acantilados y esas playas, me encanta la costa de iparralde, y lo que más me gusta son sus atardeceres cuando el sol se esconde detrás del mar.
EliminarSaludos